El motivo
de consulta más frecuente está directamente relacionado con las implicaciones
de la pareja; no existe, por lo menos en mi experiencia, un tema que desate
tantas pasiones y genere, o desgaste tanta energía como éste. La razón
principal estriba en que somos animales gregarios, es decir, tenemos necesidad
de pertenecer, de querer y sentirnos queridos, importantes para los demás,
requerimos la mirada del otro para sentir que existimos, además del instinto de
preservar la especie, de perpetuarnos a través de nuestra descendencia pues la
pareja es la chispa que enciende la hoguera de la vida.
Seguro que toda persona al iniciar una relación de pareja lo hace con la mejor
intención y con un sin número de buenos deseos (que la relación perdure para
siempre, ser feliz, que el otro sea su complemento, su alma gemela…) pero luego
de un tiempo y cuando el furor inicial se disipa aparecen un sinfín de
desencuentros que llevan a la unión a atravesar duras situaciones llenas de
tensión, decepciones, tristeza y en la mayoría de los casos a la ruptura con
los ya sabidos costos emocionales. A continuación (aunque la lista puede ser
inmensa) se consideran tres creencias o ideas preconcebidas que inciden de
manera negativa en las relaciones de pareja:
- Esperar que la pareja nos haga felices: Esta idea representa una pesada carga que se coloca sobre los hombros del otr@; la pareja puede brindarte compañía, momentos de alegría, intimidad, caricias, apoyo, cuidados, etc, pero no puede darte la felicidad puesto que ésta representa un estado mental, una decisión que se toma, que sólo depende de sí mismo, de la capacidad de expandir la conciencia. Al pretender que la pareja sea el protagonista de nuestra felicidad colocamos en él o ella una responsabilidad que no es suya; es como entregar un cheque en blanco con nuestra firma para que hagan con nuestras emociones lo que quieran.
Detrás de las canciones con las que nos identificamos y que nos dicen, por citar algunos ejemplos “Sin ti no podré vivir jamás…” “Si tú te vas qué será de mi…” “No hay nada más difícil que vivir sin ti…” se encuentra nuestro deseo infantil de que nos cuiden y resuelvan todos nuestros problemas; es una constante regresión a esa etapa de la vida donde papá y mamá estaban allí para encargarse de nosotros.
La felicidad es un proceso más
que una meta que depende de la conexión que tengamos con la vida, sus
imprevistos, sinsentidos y la aceptación de éstos como vía de trascendencia.
- Creer que las crisis y las dificultades jamás llegarán a nuestra vida: Al embarcarnos con la pareja al viaje del resto de nuestras vidas se debe considerar que en algún momento se presentarán las tan temidas crisis que además de inevitables son necesarias puesto que sin crisis no hay crecimiento. Las parejas que acuden a mi consulta llegan muy asustadas por atravesar una situación que amenaza con su estabilidad; una de las maneras de mitigar sus temores consiste en recordarles que las crisis son pasajeras, que la única constante es el cambio, además de que constituyen una oportunidad para arreglar situaciones que se arrastran desde hace mucho y que la vida en pareja se compone de períodos, tareas y/o ciclos que se abren y cierran constantemente.
Todas las criaturas de la tierra experimentan las bondades y los rigores de las estaciones (lluvia, sequía, primavera, nevadas…) en un eterno ciclo que se cumple una y otra vez; con el amor ocurre que lo idealizamos como algo únicamente positivo, cuando en realidad es una cadena de nacimientos, auges, caídas y renacimientos; culminamos una etapa e iniciamos otra. El sufrimiento, la pasión, las ilusiones… se van y regresan. Los miembros de la pareja que asumen esto con madurez saben que amar significa comenzar, perdonar, superar y recomenzar….ojalá con la misma persona.
- Considerar a la pareja el Ángel Salvador: En el caso de haber vivido
épocas donde no se tomaron las mejores decisiones, relaciones anteriores
donde hubo maltrato, con personas irresponsables que se olvidan de los
hijos producto de esa unión o ante la falta de recursos económicos hay
quienes ven en la pareja la solución a todas sus penas. El príncipe azul,
el salvador, la super mujer, el héroe o la pareja que hace las veces de
terapeuta escuchan frases de amor agradecido: “si no te hubiese encontrado
no sé qué sería de mí..” “tú has hecho que cambie, antes de conocerte mi
vida era sólo problemas..”.
La verdad es que el presente que vivimos es el producto de todas las decisiones que tomamos en el pasado, pretender que los demás carguen con las consecuencias de nuestras acciones constituye una actitud inmadura, en virtud de que somos los constructores de nuestro destino y cualquier cosa que hayamos hecho fue porque así lo decidimos.
La solidaridad debe existir en la pareja, y también la responsabilidad de asumir los errores cometidos en el pasado, y sus consecuencias.
Pedro Palencia
Psicólogo
@psicosentir
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